En un partido frenético, goleó 5-2 a Independiente. En el golpe por golpe, el decano sacó ventaja. Con jugadores de mayor jerarquía, sobre todo un Molinelli intratable. El "rojo" no se dio por vencido hasta el último round.
Por Juan Miguel Alvarez
Atlético Mar del Plata e Independiente, ya clasificados, salieron dispuestos a medir sus fuerzas sin especulaciones. Y, en la pelea sin guardia, el decano tuvo la mano más pesada. Con mayor jerarquía, el conjunto de Martín Quintas goleó como local 5 a 2, en un partido frenético de la 11ma. fecha del Apertura del fútbol marplatense.
Los dos equipos usaron poco la cabeza. Lo lamentó el visitante, que quedó expuesto a la paliza. Y también el local, que insólitamente terminó con dos expulsados con los tres puntos casi en el bolsillo.
Casi porque Independiente nunca dejó de ir a buscarlo, aún cuando desprotegió y sufrió demasiado a los delanteros rivales, sobre todo a Juan Molinelli, incontenible cada vez que metió segunda velocidad.
El juego tuvo poco de elaboración. Producto de la impaciencia y las dificultades para el control de la pelota.
Independiente padeció la imprecisión de Callabá. Mientras que Atlético “se tentó” de lanzar en largo al espacio porque sus atacantes ganaron muy seguido por las bandas frente a una defensa parada en línea.
Molinelli, el más desequilibrante, definió abajo contra un palo luego de una asistencia de Grande. Y antes del entretiempo Yamil Acosta amplió tras una jugada de pelota parada.
En el inicio del complemento Atlético perdonó varias veces: falló el pase final o la definición. Y Casas empujó a la red después de un par de intentos de sus compañeros.
El “rojo” tomó mayor determinación y estuvo cerca del empate con un tiro libre de Martínez que pegó en el palo.
Pero enseguida Molinelli puso las cosas en su lugar con un golazo. Después, Collantes amplió tras cesión de Bulat.
Independiente no bajó los brazos y se ilusionó a partir del descuento de Cetolini.
Atlético tampoco se sintió ganador y lo pagó caro. Sobre todo cuando Acosta, el mejor de la cancha después de Molinelli, cometió una infracción descalificadora. La relajación llegó recién con el gol de Agüero a los 51′ del complemento. El decano mostró sus credenciales ante un rival que lo intentó pero no le dio la talla.